En la vida hay seres que se gastan y envejecen sin tener alegrías, ideales, desafíos personales, que tienen el alma llena de rutina, que ni la cultura, el dinero o la familia logran sacudir su hastió existencial.
Seres que exteriormente parecen tener paz, pero por dentro tienen una tormenta de angustia y desdicha, que se sienten victimas de diversos problemas que tienden a magnificar con sus mentes obsesivas.
Tanta luz en su vida y tantas sombras en la intimidad de su alma. Seres con corazones alterados, melancólicos y caídos que esconden su realidad tras la fachada de la simulación, con actitudes descompuestas, vidas conflictivas por mil razones diferentes.
Seres llenos de negatividad, que no pueden asimilar que luego de una larga noche oscura, siempre sale el sol.
Seres que en vez de luchar contra la corriente, solo se dejan llevar.
Seres que nunca llegan a aceptar que lo que se va ya no importa, solo importa lo que vendrá.
Seres que caen una y otra vez y nunca aprenden a levantarse.
Seres que para Evolucionar necesitan tocar el fondo y sentir el vacío.
Seres que viven estados reflexivos y se sumergen en angustias del presente.
Seres temerosos a sentirse solos y buscan compañía en uno y en otro.
Seres que sienten ser una mitad esperando algún día estar completos.
Y seres como yo… que de vez en mes necesitan un abrazo, una caricia, una sonrisa y una persona que te diga: “Aquí estoy, a tu lado…”
